miércoles, 13 de abril de 2011

La Iglesia viaja en carro


La que desde luego no viaja en preferente es la Iglesia Católica, que sigue avanzando por el devenir de los tiempos como si viajara en carro. Así nos lo hacen comprender sus continuas aportaciones a la vida moderna, que lejos de haber evolucionado con los tiempos, parecen ancladas en la época del hombre de Cromañón. Me refiero en este caso al nuevo catecismo para jóvenes, donde afirmaba por error  que era  lícito planificar el número de hijos, y cuya afirmación ha sido borrada de  dicho catecismo. El Papa ha salido al paso de dicho error afirmando que la planificación familiar no es lícita en ningún caso, ni siquiera la planificación natural.
Así que vamos bien, con estos pensamientos tan fuera de tiempo de la Iglesia, que parece no querer entender que el mundo ha evolucionado, y que ya no se pueden aplicar las premisas anteriores al Concilio de Trento, por decirlo de alguna manera.
Pero  la Iglesia viaja en carro, como podemos ver en su evolución, y no debe extrañarnos que todavía hoy siga viviendo en el ayer, porque le queda largo trecho por recorrer.
La planificación familiar es un avance en el pensamiento humano, un logro inteligente que personas inteligentes utilizan. Pensarlo de otra manera es negarse a la evolución y al desarrollo. No somos conejos que se reproducen sin pensar, somos seres pensantes capaces de decidir entre otras cosas, sobre el número de hijos que vamos a  tener. En la mentalidad de nuestros padres, los hijos los daba Dios, y a los que no creían en él seguramente ¿la cigüeña? Pues tan absurda es una cosa como la otra.
Que la Iglesia considere ilícito el derecho y el deber de decidir sobre el número de hijos, solo puede entenderse desde su anacronismo pertinaz, que le ha hecho incapaz de evolucionar al mismo ritmo que lo ha hecho el mundo. Y es que en 2011 no puede gobernarse con las ideas de la Edad Media.
La sexualidad en el ser humano no tiene como único fin procrear, en los animales en cambio sí. Pero no somos animales, cosa que parece olvidado La Iglesia Católica, que nos niega el derecho y el deber de regular nuestra descendencia y de disfrutar de nuestra sexualidad como seres inteligentes.
Pero mientras la Iglesia viaje en carro las cosas seguirán así, sin evolucionar al ritmo que merece la historia. A ver si alguien le compra un billete de avión, para que  logre ponerse en el mismo punto, donde la evolución y el desarrollo han colocado al ser humano. Sólo así, sus enseñanzas podrán ser tenidas en cuenta.