Nunca hubiera imaginado que la política suscitara tantas envidias y malos modales por parte de quienes aspiran al poder. Y no hablo solo por las descalificaciones que se oyen pronunciar a algunos, que basan su campaña en ejercer de autores de los mayores despropósitos que pueden oírse. Y no solo porque se dediquen a descalificar a los contrincantes con argumentos sin sentido, sino también porque, salta a la vista, que carecen de argumentos convincentes para demostrar que merecer gobernar.
A veces el mundillo de la política parece un patio de colegio, donde las continuas zancadillas pretenden derribar a quienes no comulgan con ruedas de molino, donde los envidiosos añoran las cosas ajenas, e ignoran que el poder de convocatoria para atraer a la gente a su causa, no se basa en ir dando golpes a diestro y siniestro, sino en argumentar con inteligencia frente a los demás.
Pero a menudo se olvidan los argumentos inteligentes y, a falta de ellos, se pretende convencer, intentando quitar de en medio contrincantes molestos, que pueden hacerles tambalear, utilizando todo tipo de amenazas, tejemanejes y artilugios politiqueros varios, que tienen como finalidad conseguir que los contrarios tiren la toalla. Y allí está el error, en pensar que son contrarios, cuando son iguales a ellos en el derecho a optar a una candidatura. Pero la prepotencia de algunos, que piensan que pueden gobernar a todos, como si fueran vulgares marionetas, les hace invalidar a cuantos pretenden lo mismo que ellos.
Ahora que está a punto de comenzar la campaña electoral, me gustaría pedir a quienes leen en este espacio, que tomen decisiones inteligentes a la hora de votar y que pasen de largo de cuantos no jueguen limpio, de cuantos no argumenten con sensatez y de cuantos descalifiquen contrincantes sin piedad. Aprendamos a descartar argumentos vacíos cuyo único fundamento sea pregonar que valen más que los demás y para ello no escatimen en toda suerte de argucias sucias y vanales, como descalificaciones o amenazas, que en definitiva les van a colocar a la altura del barro.
Estaremos atentos a sus palabras, a sus gestos, a sus modales. Solo ellos les darán el voto.
Por unas elecciones con elegancia......permanezcamos vigilantes.....