No basta con que un buen candidato una vez llegado al poder, visite el pueblo que lo eligió de vez en cuando y que alguien le cuente las incidencias de su población. Para que un político sea un buen candidato a ganar las elecciones locales, es preciso que viva entre la gente que puso en él su confianza, es necesario que se le vea a menudo por la calle, frecuentando los establecimientos, hablando con sus gentes sin prisa, enterándose in situ de la problemática y necesidades de su pueblo.
Solo viviendo en la población puede ser consciente de lo que verdaderamente pasa, para poder gobernar mejor. UN PUEBLO necesita un alcalde cercano, que frecuente el ayuntamiento para que los ciudadanos sepan dónde encontrarle a diario, no necesita un alcalde que aparezca de vez en cuando para firmar papeles y enterarse en boca de otros de lo que pasa; ha de vivir entre la gente para comprobar por sí mismo cómo es su gente, qué necesita su población, qué problemas hay, y poder poner así mejor solución a los problemas y encarar mejor los proyectos que su población necesita y eliminar los que le sobran.
No se entiende un candidato de otra manera. La confianza de ver a un alcalde recorriendo a diario las calles, es lo que va a dar a los ciudadanos la certeza de que su alcalde se preocupa por ellos y quiere estar con ellos.