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El color amarillo siempre ha cautivado mis sentidos, sumergiéndome en un mundo de fantasía, del que me he negado a salir en muchas ocasiones. Ahora que los campos y los montes se han vestido de amarillo y han cubierto su suelo con un manto dorado, me pregunto si no será el momento de recobrar esa fantasía y darle alas a la imaginación, para cubrir de mantos dorados las entretelas del pensamiento.
Mientras las flores amarillas inundan de infinito cuanto tienen a su alcance, cada pensamiento que salga de mi mente, inundará cada minuto de mi vida, llenándolo de infinitas palabras, que se escaparan de mis labios, y anidarán, como traviesas golondrinas, bajo los aleros de otros pensamientos, donde crecerán nuevas ideas, que un día volarán libres, por el infinito espacio amarillo de gentes capaces de pensar y de crear ideas infinitas.
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3 comentarios:
Bonita comparación entre la luz del sol sobre los montes, y la creación de ideas en el brillar del amarillo. Me gustó. Saludos.
Mario.
Las chinas y japonesas tambien piensan en amarillos.
Es lo que tienen las aliagas, no solo el color también su aroma estos días es profundo y están pefectamente protegidas por duras espinas
En fin, cada planta utiliza su estrategia, otra flor amarilla de por aquellos lares (el botón de oro) se llena de veneno para la misma función autodefensiva
Florecen apasionadamente, pero no "ponen la otra mejilla"
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