Muy a menudo me he preguntado sobre la diferencia que hay entre el cotilleo o alcahueterío y la difamación de mentiras o calumnias. La mayoría de la gente llama alcahuetes a quienes van metiéndose en la vida de todos y aireando cosas, verdaderas o falsas, sobre la gente. Es decir llaman alcahuetes a quienes difaman y mienten sobre la vida de los demás. Pero yo creo que hay una diferencia.Hay personas, que se saben la vida y milagros de sus vecinos, de la gente de su pueblo. Conocen detalles que a otras personas les pasan desapercibidos. Saben quien le pone los cuernos a quien, quien tiene un cáncer incurable, quien se accidentó en la carretera, quien se ha casado embarazada de tres meses, quien ha abortado, quien se ha quedado sin trabajo, quien vende droga, quien la compra. Podría enumerar una lista sin fin y me quedaría sin espacio en el blog. Y la mayoría de las veces no hay malicia en estas personas. Tan solo están ¿bien informados?...
Pero hay otro tipo de personas que también se les llama chismosas y que, sin embargo, no son más que auténticos difamadores, porque le inventan historias o características a la gente que no son verdad. En este segundo caso hay intención de hacer daño, y lo hacen. Porque los rumores corren como la pólvora y causan estragos, y la realidad es que entre la verdad del hecho y lo que se ha contado hay un abismo. Es como un simple catarro que se ha convertido en una muerte fatal, y que tampoco era catarro. Calumniar y difamar es un delito, que yo sepa y, sin embargo, esas personas que agreden la integridad moral de otros están sueltos por la calle tan campantes. Una difamación puede hacer a una persona un daño irreparable para toda su vida.Pero también hay que saber pasar de estos difamadores e ignorarlos, que bastante desgracia tienen con no saber hacer más que fastidiar a los demás. La mayoría de las veces son personas incapaces de querer o de que nadie las quiera, son gente fustrada que no quiere reconocerlo y que, por envidia, quieren que todos sean igual de desgraciados. Porque mi teoría es que la envidia es la madre de todos los que difaman. Por desgracia he tenido la oportunidad de tropezarme ultimamente con dos de estos agresores de integridades ajenas y se cumplen estas características, porque mamá envidia le guía en sus acciones.
Me gustaría que leyeran esto aquellos que se dedican a difundir rumores o mentiras y que lo hacen con malicia para arruinar la vida de las personas. Y que recapaciten, no sea que les pase como en el cuento, que tanto mentir, finalmente no habrá quien les crea aunque digan la vedad.
Y que se den cuenta de que cada vez que difaman, escupen hacia arriba y les cae el escupitajo en su propia cara.
4 comentarios:
Querida Sofi, estoy de acuerdo contigo. No es bueno escupir al cielo porque siempre vuelve contra tí. De la misma manera, no es bueno difamar ni esparcir rumores sobre la gente que nos rodea. Esa malda al final acaba volviendo contra el que la incita.
Un beso gordo... Me ha gustado la foto de la Ronda... ¡Se les ve super bien!
Sí, los chismes son una cosa horrible, supongo que debe ser más feo en una ciudad pequeña donde todos se conocen, aquí tenemos un dicho: "pueblo chico, infierno grande" que se refiere precisamente a eso, donde vivo ni los vecinos se conocen, tengo un año viviendo en este departamento y hasta la fecha no conozco a todos los del edificio, tampoco les hablo sólo nos saludamos y eso es general en esta ciudad, cosa que tampoco es muy bonita que digamos.
Ya, pero es que incluso los que dicen verdades, "bien informados" como los llamas, aunque no lo hagan con mala intención, pueden también causar mucho daño. La verdad a veces también es peligrosa, y no todos la administrarían de la misma manera. Por eso algunos que simplemente hablan con libertad de lo que se enteran también son chismosos.
Tienes razón, José angel, pero quería hacer rersaltar más el otro aspecto. En todo de acuerdo contigo. Por cierto, Biescas está mas bonito que nunca.(para ponerte los dientes largos jajaj)
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