Una tormenta espectacular

Ayer bajamos a Zaragoza, por motivos de compras y otras cosas, la verdad es que cada día bajamos menos y cuando lo hacemos estamos deseando regresar a Biescas, nada más llegar allí.

Ya nos hemos acostumbrado a la tranquilidad del Pirineo y el ruido de la gran ciudad nos molesta. Yo terminé reventada porque caminar por el asfalto es agotador y además la ciudad está toda levantada por las obras de la Expo y demás daños colaterales, y la circulación de los vehículos se hacía insoportable.

Cuando iniciamos el viaje de regreso me relajé un poco y pensé 'que bien volvemos a casa'. El viaje no cuesta demasiado, de 75 a 90 minutos, nos vimos sorprendidos por una tormenta, que comenzaba a arreciar cuando pasábamos por el Puerto de Monrepós. Sin embargo la peor parte se la llevaron en Biescas, donde cayó una fuerte granizada. El paisaje volvió a teñirse de blanco, esta vez por el granizo y los quita nieves volvieron a salir para limpiar las carreteras. Algunos vehículos se salieron de la calzada y tuvieron que ser socorridos. Por eso decimos por aquí, que cuando graniza es mejor detenerse y esperar a que pase. El granizo es peor que la nieve.

Me encantan las tormentas y me hubiera gustado presenciar esta y poderla fotografiar, porque cuando llegamos a Biescas ya había pasado lo peor, tan solo quedaban algunos truenos y lluvia, eso si, mucha lluvia. Hoy tenemos un viento del norte que te corta la cara, pero ¡qué bien estoy en casa!