jueves, 3 de enero de 2008

No engañemos a los niños


Cada año, cuando llegan estas fechas de la celebración de los Reyes Magos ,pienso lo mismo. Cuando era una niña y recibía los regalos el día de Reyes y veía los regalos que habían recibido mis amigas, me parecía injusto que los de ellas fueran tan maravillosos y abundantes y los míos tan simples. Somos nueve hermanos, así que la cosa era dura para mis padres, que hacían lo que podían. Pero desde mi mente de niña me pareció una injusticia, hasta que supe que los Reyes eran los padres. Recuerdo que lo hablé con mi hermano mayor y, sin pensarlo dos veces, me dijo -venga, vamos a decirlo a los otros- (tendríamos entonces seis y siete años respectivamente). Y cuando llegaba la fiesta de los Reyes se lo íbamos diciendo cada año a uno. Alguno no lo creyó y seguía soñando, alguno se echó a llorar al saberlo, alguno agradeció la noticia, porque seguramente también se había hecho la misma reflexión.span>

Cuando tuve hijos me planteé decirles la verdad desde muy pequeñitos. Pensé, también en esa ocasión, que me parecía injusto que mis hijos se hicieran las mismas reflexiones que yo me hacía de niña. ¿Como les hubiera podido explicar a mis hijos, que no podían tener para reyes, el mismo excalextri maravilloso que sus amigos, el mismo superjuego carísimo, la misma motoreta, sino otros juguetes mas simples y baratos, que a lo mejor daban el pego, pero que no eran lo mismo?. Así que en cuanto fueron capaces de entender les expliqué la verdad para que no se sintieran desafortunados el día de Reyes.
Ignoro si está documentado el momento en que alguien decidió montarles a los niños esta farsa y decirles que los Reyes les traían regalos. La verdad es que, independientemente de lo que la festividad simboliza, me parece mal engañar a los pequeños. Hay muchas otras maneras de mantener su inocencia y hacerles felices, por ejemplo, jugar con ellos cada vez que lo piden o lo necesitan, aunque tengamos prisa y vengamos cansados de trabajar. Seguro que entre todos encontramos otras muchas mas maneras de hacerles felices.

2 comentarios:

Leodegundia dijo...

Bueno, esto es depende desde donde se mire, quizás yo no me hacía tantas preguntas, para mi era una noche de ilusión y aunque los Reyes no me dejaran lo que había pedido, aquello que encontrara en el zapato era bien recibido y con gran alegría y en mi casa tampoco sobraba el dinero.
No creo que sea malo mantener esa ilusión de los Reyes, quizás lo que hay que inculcar a los niños es el saber apreciar lo que reciben sin envidiar a los que les rodean.
Pienso que la ilusión no es mala, creo que es bastante peor el consumismo que se les inculca ahora a los niños que no ven el regalo de Navidad como algo a agradecer, si no como obligación de los padres y demás familiares.
Un abrazo

Sergio Becerril dijo...

Hola Sofía:

Estoy de acuerdo con leodegundia. Cuándo somos niños necesitamos de esa clase de cosas para que la vida no se te haga tan cuesta arriba, lo contrario bajo mi punto de vista es malo, y crecer antes de tiempo también.
En mi modesta opinión habría que inculcarle al niño unos valores en los cuales no esté la envidida al prójimo, por ejemplo.

Ya me gustaría a mí ahora de adulto, tener la milesima parte de magía en la visión del mundo, que teníamos en nuestra niñez, solo eso bastaría para cambiar un poco las cosas.
Enhorabuena por tu Blog.

Un abrazo.