No se si os habréis parado a pensar en la relación que tienen los olores con las cosas de la vida cotidiana y con las etapas de la vida. Cierra los ojos por unos instantes e intenta recordar ese olor a lapicero y goma, que nos acompañaba en los días de colegio, el olor a pañal y colonia de bebé, que nos acompañaba en el nacimiento de nuestro hijo, el olor a cigarrillo en el baño del colegio, cuando fumábamos a escondidas, el olor a hormona alborotada de nuestra adolescencia cuando regresábamos de clase de gimnasia, el olor de adrenalina ante de los exámenes, el olor a primavera cuando nos enamorábamos, el olor a guateque, el olor del primer baile, de la primera decepción.
Cerrad los ojos y sentir como ese olor nos trae recuerdos que creíamos olvidados.
Cuando mis hijos eran pequeños y los iba a recoger al colegio, volvía a oler a goma y lapicero y me veía trasportada en la maquina del tiempo a mi colegio y veía aquellos enormes pupitres de madera, que se les levantaba la tapa y lo guardabas todo dentro; aquellos enormes pasillos donde hacíamos interminables filas a la hora de entrar o salir de clase, el patio de recreo minúsculo donde en pequeños corros charlábamos de nuestras cosas, y creía oír las voces de las monjas, igual que entonces, regañándonos porque no llevábamos la fila recta.
Podría hablar sobre el olor un día entero, pero me callaré y escucharé (o leeré) vuestras experiencias. ¿Alguien quiere hablar de recuerdos del olor?.....
5 comentarios:
Yo tengo uno... no es agradable. Cuando era pequeña mi madre me envió un par de veranos a unas colonias en Fuenterrabia. Algunas veces, cuando huelo el olor a café en una residencia de ancianos, un hospital, un restaurante... vuelvo a aquellos veranos y revivo la tristeza que me invadió durante los veinte días de cada año que duró mi "exilio".
Para mi hay tres olores que recuerdo con verdadero placer. El de las galletas que hacía mi madre y que cuando salían del horno su aroma se esparcía por toda la casa; el de la hierba cuando llueve y el de la habitación en donde se metían las manzanas entre paja para conservarlas.
Un saludo
Olores... me sigue oliendo bien la leña al quemarse en invierno en una chimenea.
La hierba en el campo después de una tormenta con lluvia.
El olor de una caballería sobre la que en muchas ocasiones he montado y por lluvia en verano se ha mojado, hoy lo calificaría de desagradable, pero me trae tantos recuerdos...
Un abrazo.
Es más difícil para mí recordar olores que que los olores me hagan recordar. Eso es automático y te llevan a lugares que quizás quieras o quizás no. Es cierto, es inevitable.
Un abrazo.
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