jueves, 17 de enero de 2008

No sabe que son sus manos




Anselmo estaba sentado frente al televisor, aunque ya no era capaz de distinguir cuanto veía, no sabía si era real o irreal, ni tampoco si su vida lo era. Se miraba las manos y no las reconocía, ni sabía siquiera que eran unas manos, sus manos. Y permanecía quieto frente al televisor, viendo un ir y venir de imágenes que se apretujaban dentro de la caja, sin entender absolutamente nada.

A veces se levantaba de su sillón y caminaba por la casa, pero ya no sabía que era su casa, y daba vueltas y mas vueltas, como queriendo encontrar un sentido a todo aquello. Cansado de caminar volvía a sentarse frente al televisor y de pronto miraba hacia la estantería, repleta de libros, sin saber que eran libros, y se levantaba para coger uno de ellos, y cuando lo tenía en las manos lo abría, guiado por un movimiento mecánico, pero no era capaz de entender esos miles de renglones repletos de palabras, que no sabía que eran palabras, y volvía a sentarse frente al televisor.

A menudo le hacía compañía su mujer, pero no sabía que era su mujer, e iban a visitarlo sus hijos, pero tampoco sabía que eran sus hijos. Se empeñaban en hacerle recordar, pero el no sabía qué significaba recordar. Le besaban, le abrazaban, le hablaban con cariño, le cuidaban. Y no sabía porqué. Su mujer le decía a menudo que le quería, pero no sabía qué era querer.

Pero a veces, tenía momentos de lucidez y era capaz de entender que la vida, su vida se le había escapado de su mente. Y lloraba pero después de unos instantes ya no sabía qué era eso que resbalaba por sus mejillas, que no sabía que eran mejillas.......

3 comentarios:

Romy dijo...

muy buen relato....me gusta, me parece interesnate la forma en que asumes ese estar sin ser...

Lamia dijo...

Lástima de enfermedad... Y qué grandes los que lo rodean...

Anónimo dijo...

Original y sensible. Me ha gustado mucho.